04/04/1981
Parecía una muñeca, una muñeca de cristal
¿Pero si es una muñeca, cómo es capaz de amar?
Era un rostro tan bonito, unas manos de coral
Y en sus labios tan hermosos, solo relucía la verdad.
Aunque por dentro tenía algo, que no la dejaba vivir, que
no la dejaba soñar.
Un corazón destrozado, que nunca mandó arreglar.
Era una princesa dulce, la más dulce del lugar. Jugaba en
un jardín, un jardín imperial y los
pájaros del campo, la venían a adorar.
Pobre princesita hermosa, pobre dulzura del mar, gritaban
los pajarillos a los peces del lugar.
Todo está triste, ni siquiera el sol brilla ya. Hay marinero
que hiciste, le gritaban sin cesar, todo animal que allí había y que a la
princesa había visto enamorar…
Te llevaste la alegría y la bondad de la princesa más
maravillosa que el mundo pudo crear.
Vuelve con ella marinero y amala como se debe amar.
Yo sé que las sirenas del mar, hasta su corazón te han de
llevar.
Una tarde la princesa, paseaba por el lugar, en el que
una flor le dijo, mira tú hermosura, mira tú suspirar, han traído hasta las aguas
al que te quiere de verdad.
Corre pues a recibirle y no le dejes marchar.
Desde entonces la princesa ya sonríe sin cesar, pues los
pajarillos la tienen como la reina del lugar.
Y tiene a su lado a alguien que la ama y siempre la
amará.