Decidí esperarte con el alma sombría, se pasaron los siglos
y tú no venias.
Decidí escucharte en el viento temprano, más los largos
murmullos apagaron los tuyos.
Decidí sentirte aguantando latidos, más mi condición humana
se agarró a los suspiros.
Decidí tocarte prolongando mi cuerpo, demasiado tarde,
viajabas a otro universo.
Decidí soñarte planeando el momento, pero el ruido del alma
se agitaba por dentro.
Decidí escribirte y soplarte diez versos, pero mi corazón
loco los multiplico por cientos.
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