El árbol desgranado del fruto inesperado te hubiese regalado,
si lo hubieses pedido, pegado a mi ombligo.
La tierra florecida de verde y amarillo encendida, te
hubiese regalado, si me lo hubieras susurrado.
El rió embravecido en su cauce rendido, te hubiese regalado,
si tus ojos me lo hubieran insinuado.
Las nubes de colores, reflejadas en las flores, te las
hubiese ofrecido, si tu corazón me lo hubiese pedido.
Mas, te regalo versos, inundados de emociones, para que indagues con pasión, el alma de mis rincones.
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