miércoles, 6 de mayo de 2020

Pequeño Corazón

Haremos un pacto pequeña gatita, cuando mire al cielo me extenderás tu patita
Al caminar tranquila por la senda verdosa, enmañaras mi pelo dejándome frondosa.
Cuando mis ojos vibren por el esplendor de una “simple” puesta de sol, tú lengua rasposa limpiara las nubes borrosas
Si el sonido del agua me hace detener, mirando en aquel río te sentiré desvanecer.
Acompasando los latidos de mi inquieto corazón, allí estarás Luah controlando el motor.
Nos veremos seguro en todos los instantes, tanto en esta vida, como en la de más adelante.
Gracias por ser mi gatita preciosa y haber sembrado en mi corazón miles de Mariposas


lunes, 27 de abril de 2020

LUAH


Juan Ramón Jiménez se acompañó de Platero y yo disfrute de Luah. Qué por el aspecto todo indica que fueron parientes, tal vez primos. Ahora están juntos trotando y corriendo por el infinito universo.
Luah no se diría que era toda de algodón sino de un extraordinario terciopelo y como su primo parecía no tener huesos en el mullidito cuerpo diminuto, seguramente en su interior solo existió alma, corazón y amor a grandes maullidos, aunque hasta en el maullar era discreta y silenciosa.
Sus ojos verdes esmeraldas de esperanza vibrantes, inquietos se bastaban para iluminar la estancia donde ella estuviera.
Si la silbaba venia y se tumbaba a mis pies y entonces dejaba de ser una gatita, pasaba a la fase de alfombra mágica y calentita, en eses instante su ronroneo era tan sutil y relajante como escuchar el mar en una caracola.
Disfrutamos de sus alegrías, también de sus cambios de humor. Todo en ella era luz y llegó a nuestras vidas a iluminarnos y enseñarnos la importancia del calor en el alma y la dulzura del corazón.
Ya no estás pequeña, pero todo lo llenas. Da igual el camino al que me dirija, pues vives en cada momento, me acaricias en cada instante. Que gran gata en ese minúsculo cuerpecito. Ahora estas con ellas tus hermanas las estrellas y subida al lomo de tu primo Platero.


martes, 31 de marzo de 2020

Déjame


Déjame dormir junto a las amapolas del río, prometo no susurrar mis miedos infundidos.
Déjame respirar el aire del camino, intentare relajarme con los pájaros y su trino.
Déjame sentir la vida en un instante, procuraré ya no fingir como antes.
Déjame ser quien soy, ya basta de alienarme, quiero ser la vida en su punto fulgurante.


Oda al Móvil e Internet

  Un móvil me has regalado, ¡¡ Cómo mi vida ha cambiado¡¡ De tanto navegar me dieron el carné, en la autopista de la información, sin frenos...