No
me regales la luna envuelta en brumas, pues si de ella quiero
disfrutar
al cielo he de mirar.
No
me regales joyas ni diamantes no saben acariciar mi piel vibrante.
No
me regales vestidos ni zapatos mi alma no está hecha para calzar trapos.
Regálame
besos y abrazos eternos, sacados del corazón soñados en los cuentos.
Regálame
tu tiempo mas preciado aquel que tal vez no era para disfrutar a mi lado.
Regálame
un mundo de palabras golosas que nazcan de tu alma tranquila y dichosa.
Pero
sobre todo, regálame un viaje hasta el centro de tu corazón y allí alborotados
desatemos la pasión.
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