El
manto del invierno cubrió la risa fresca, cambiaron primaveras por dura
escarcha tersa.
Halo
helado en los cristales aleteando letras sin música pero verticales.
Invierno
rígido de ideas, sin sentimiento remoto ,ni pequeño alboroto.
Manta
golosa de energía la del latir del día a día.
Refugio
caliente y abatido mi corazón renqueante se ha dormido.
Con
un fuelle la lumbre avivaré intentando que el corazón lata también.
Los
rescoldos de cenizas han poblado la chimenea de un alma deshabitado.
La
llamas en su pureza destilan palabras de grandeza, alimento del alma.
Suspiros
de ramitas chamuscadas mi alma aún sigue enamorada.
Somnoliento
sopor aletargado corazón desvencijado.
Brisa
tranquila, helada, resucitando un alma simplemente congelada.
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