El henchido puente,que gárgola pensamientos, arrebata los
luceros que soñaba en los cuentos.
El frondoso humedal bañado en sentimientos, se vacía sin
remedio, porque el río ya se ha muerto.
Los vestigios ilusorios de los plenos sufrimientos, desatan
amalgamas con sabor a hierro cierto.
La senda inexplorable del alma que arrebata el pecho, se
abre en arcoíris, respirando nuevos cielos.
Los colores rutilantes de las amapolas del pecho, irradian
luces doradas en mis campos del recuerdo.
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