Me equivoqué pensando que aquello que tu das te lo devuelven
multiplicando.
Me entusiasmé deprisa sin saber que en la vida soplan las
brisas.
Me ilusioné entera pero luego comprendí años sin primaveras.
Me entregué entusiasmada pensando en la reciprocidad de la luna enamorada.
Me acostumbre a un amor exuberante, sin pensar que el
infinito siempre tira hacia delante.
Me creí los susurros de las estrellas hasta que entendí que
era mi voz la que hablaba por ellas.
Me transforme en la fuerza del universo, escribiendo poesía,
convirtiéndome en un verso.
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