En el aire agitado de los dulces besos, intuí un camino de
flores repleto.
En el sonido estridente del cuchillo afilado, oteé un espejo
de colores dorados.
En el andar tranquilo de mi gato amado, divisé la silueta de
un ser encarnado.
En la línea divisoria de lo irreal y lo posible, descubrí mi
mente buscando el subconsciente.
En la respiración agitada de un corazón indulgente, percibí
el aura de un ser valiente.
En las manos sinceras arropadas de sueños, encontré mil poesías
flotando en el tiempo.
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