Deseos insondables de antiguas tempestades, eslabón torcido
del convulso corazón.
Deseo recurrente de cielos azulados, así engalanados con
tierno candor.
Deseo incorregible de amaneceres rojos, aquellos impregnados
de súbita pasión.
Deseos acuciantes de besos verdaderos, enterrados en
vericuetos del alma vencedor.
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