Se me diluye el alma de tanto recorrido, de un mundo
inquietante, poeta dolorido.
Se detuvo el momento calmado de alegrías por esa dejadez de
penas infringidas.
Se tornó ocre y en blanco- negro lucia, la magia de los
besos que nunca ha sido mía.
Se aparcó a la puerta de la melancolía, los versos que
nacieron del amor de mi vida.
Se cierra un capítulo de inmensas correrías y volverá a sus
pasos cuando me hierva la vida.
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