martes, 23 de febrero de 2016

1991

Duele tanto la herida de un corazón abierto.
Duele tanto un puñal clavado sobre el pecho.
Duele tanto la llaga en la que tenemos el dedo.
Duele tanto la caída sobre el desnivel de suelo.
Que todo eso y más son para mí dolores pasajeros,
pues me duele más mi niño que tu me niegues
un beso...

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