Y
las ninfas recorrieron el universo de mis besos, posándolos suaves alrededor de
mi cuerpo.
Los
caballos halados me surtieron de deseos, con los pelos erizados me sacaron del
infierno.
La
dríada vaporosa acariciaba mis cuentos, me sumerge en sus mundos rociados de
destellos.
El
justo centauro me cabalga entre sus sueños y pone toda mi vida temblando en el
espejo.
El
astuto minotauro me posee desde las entrañas hasta el confín del universo,
sacudiendo
todo
aquello que no sucumbió en el fuego.
Los
elfos me transportan al lugar donde provengo, el choque de corazones las almas
de mis guerreros.
El
sátiro cruel me roba a las ninfas, las persigue de mis sueños. Con la música
alborotada
las
arranca en los silencios.
Las
valquirias aparentes fortifican mis desvelos, me enseñan de la lucha para
conseguir lo que deseo.
Mas
el cielo y la tierra se unen en un pensamiento, arrancarme de cuajo todo el
dolor y sufrimiento y de la mano del unicornio expandirme por el universo.
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