jueves, 18 de mayo de 2017

Contemplación

La luna insistió que, si yo quería, sería una estrella brillando con alegría.
Sabía que no era, pero lo tenía que intentar, no soy la princesa de tu dulce despertar.
Transformarme en una nube, en un jardín sideral, pero siempre prevalece mi linaje de humanidad.
Vague entre los sueños y la dulce realidad, encontrando entre mis manos el pedazo de verdad.
Me expando en la tierra, me reprogramo en la dualidad, pero no alcanzo las hojas desparramadas en tu caminar.
En la profunda meditación, donde no existe el pensar, me diluyo en las poesías, no lo puedo evitar.
Tu mundo entre tus pasos, el mío en verso va, solo de las almas depende la fusión interestelar.




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