Se me diluye el alma de tanto recorrido, mundo inquietante,
poeta dolorido.
Se detuvo el momento colmado de alegrías, por esa dejadez de
penas infringidas.
Se torna ocre, blanco y negro lucia, la magia de mis besos ¿Dónde
la pondría?
Se aparcó a la puerta de la melancolía, los versos que
nacieron del amor de mi vida.
Se cierra un capítulo de un alma fugitiva, retomará lo pasos
cuando cure la herida.
Pululará hasta entonces en versos y poesías, silenciosos y
profundos en el mundo de la umbría.
Desandará el camino, no sin cierta ironía, y brillará de
nuevo cambiando a otra poesía.
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