En el túnel cóncavo de la esencia, derrapó convexo el
sentimiento.
Los aludes del tiempo me han dejado resquebrajado mi mundo
de ensueño.
Confundí tal vez las primaveras, creyendo que el invierno
era inventado.
Profané la sabia del amor, pensando que la lealtad no cabía
en la duda del cuerpo.
Chorreaba pasión incontrolada, ignorando que la música es para
ciertos momentos.
Ahora dormito en lo profundo de la vorágine de la tierra, sujetándome
de soslayo con mis versos, sin saber, si fue acertada la pluma, que exhortó la
musa efímera de mis cuentos…
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