Raudo amanecer aquel de tus ojos, intensos, desafiantes sin
rumbo, a tu antojo.
Filigrana dormida tu piel cautiva, vaporosa e incesante luce
tu cuerpo dominante.
Recóndito corazón, entre la duda y la tiniebla del apocalíptico
rumor.
Esculpida alma en el volátil sueño de un mundo alentador, el
instante puede ser la ocasión.
Fascinante zozobra la voz de la ilusión, sumisa,
engrandecida con coraje esperanzador.
Infinitos mundos, mezclados con pasión. ¿quisieras tu amigo mío
ser la tierra de mi peñón?
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