En la mañana fría sentí la mano amiga, aquella que no
miente, esa que es paciente.
En la tibia mañana cabalgó mi corazón herido, aquel que las
penas depositaron su nido.
En la mañana alborotada un tremendo sentimiento surgió de la
nada.
En la dichosa mañana atravieso melodías que hace tiempo no intuía.
En la mañana sincera, no suplico sentimientos, ya los esparció el viento.
En la cristalina mañana mi alma se despertó ufana.
En la mañana venidera quien quiera regalarme Amor, mi
corazón le espera.
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