Al mirar las manos ardientes y frías se escapan entre los
dedos los versos de esta poesía.
Ni siquiera lo pienso, ese toque de melancolía, que acarician
mi alma escupiendo las poesías.
Con la vista en el cielo o el pensamiento en el mar, cómo no
surgir palabras con las que pueda rimar.
Los anhelos del pasado, la vida real, siembran tantos
tropezones para que pueda versar.
Si la alegría salta o la tristeza arrasa ya, de una u otra
manera nace mi claridad.
En los pequeños detalles, en aquel que es más banal, ponen
en órbita mis palabras
Con el fin de rimar.
Con la desesperanza en la esperanza puesta ya, erosionan en
mi mente los versos
de libertad.
En el mundo justo donde el injusto habita ya, limpia, pule y
adorna la poesía sideral.
Y aquel que no sienta la poesía como respirar, que triste
existencia sin conocer el Big Bang.
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