En el azul inmenso de
mi cielo descerebrado pululan nubecitas que acarician mis legados.
Los sueños lila intensos producen descalabros, han roto la
puerta de tanto atesorarlos.
El ocre dorado de un corazón sincero, al mirarse al espejo
se siente traicionado.
La blanca vela invisible, que nublaba el pasado se transforma
en irascible oro dorado.
Los colores inimitables de mi arcoíris amado, los pinta la
tierra, como el hombre ha proclamado.
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