Entre tantas flores no tuve que elegir la esencia de la
amapola se dirigió a mí.
Entre tantas estrellas casi me perdí, regresando al instante
supe que era de allí.
Entre tantos mundos solo este de aquí me brinda la alegría de
lucir en el jardín.
Entre tanto sentimiento no supe distinguir que el amor no se
pide, nace de raíz.
Entre tanta magia que en los cuentos descubrí, me quedo con
la perfecta, la que se acopla a mí.
Entre tantas palabras en el dulce devenir, solo quiero las
sinceras que me hacen resurgir.
Las otras, las piadosas que llaman por ahí, las até junto a
las rosas, dejándolas huir.
Entre tantos silencios sin poder dormir, aprendí a capear la
desesperanza ruin.
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