El sol de tu corazón es un camino abierto, que acaricia mis
instantes, que me calma con su fuego.
Tus ojos abiertos chisporrotean mis sueños, me acunas
tranquila, entendiendo mis miedos.
No quiero que sientas el dolor que me quiebra, pero tú lo
disipas, al mirarme por dentro.
Sé que está ahí, perenne, inamovible, atento, ofreciéndome la
paz que necesito en algunos momentos.
Son tus manos las que espantan los fantasmas de mi cuerpo,
tus abrazos tan calmados
tan dados en tiempo.
De ti brotan las palabras necesarias en momentos, los
abrazos pausados, el entender mi cuerpo.
Sentado en la silla me observas atento y me susurras
despacio un mundo de versos.
Gracias amor por ser tan atento, perdona precioso si te
lleno de besos…
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